Ni la ciudad nunca duerme, ni yo tampoco cuando decidí que haría mi primera Maratón y la haría en "Nueva York", lo había decidido y lo primero que tenía que hacer era entrenar, pero entrenar bien. Entonces me confié a un amigo que sabe muchísimo de atletismo y me preparó un entrenamiento para afrontar la Maratón con todas las garantías de éxito. Fueron meses de series, tiradas largas, tiradas más largas, aguantar ritmos... ¡Que pesado era el entreno para una Maratón! Mi objetivo era acabarla y a poder ser en 4 horas (que ilusa de mi, como si fuera tan fácil).
Organizamos el viaje y un buen grupo de amigos se animaron y nos acompañaron a hacer la Maratón. A principios de Noviembre nos íbamos a "Nueva York", nosotros ya conocíamos la ciudad pero no nuestros hijos que nunca olvidaré sus caras cuando entramos en "Manhatan", no podían ni cerrar la boca. Ellos se comportaban con la típica actitud adolescente, iban hacia USA y bastante sobrados sin imaginarse la magnitud de aquella ciudad. Sus caras fueron un reflejo de la sorpresa que les causó la ciudad. Durante cuatro días estuvimos haciendo el turista y de shopping hasta que llegó el gran día...
...Era domingo, nos tuvimos que levantar a las 4 de la mañana porque nos venía a buscar un bus y nos llevaba a la salida en Staten Island. La ciudad a partir de las 9 de la mañana quedaba cortada por la Maratón, participaban 50.000 corredores y todos teníamos asignado un cajón y una hora de salida, así se conseguía que todo estuviera ordenado y sin atascos. Los primeros cajones, los de los corredores que tenían mejor marca salían a las 9 de la mañana, mi cajón no salió hasta las 10h20' ¡imagínate el largo rato que tenía que esperar hasta mi salida! Nos dejaron en un inmenso descampado donde tenías que dejar la ropa en unos camiones que llevaban esta hacia la meta en Central Park. Mientras tanto tenías que llevar ropa de abrigo (en Noviembre en "Nueva York" y las 6 de la mañana hace mucho frío) y vieja, porque cuando empezaba la carrera la tirabas y toda la ropa que los corredores abandonaban, la organización de la Maratón la recogía y la daban a la gente mas necesitada de la ciudad.
Finalmente nos colocaron en el cajón asignado, poco a poco empezamos a avanzar y de lejos íbamos escuchando la voz de Frank Sinatra cantando "New York New York", no dejaron de poner la canción hasta que ha salió el último corredor y cada vez la escuchábamos más y más cerca, era una sensación inexplicable. Al cabo de un rato ya estábamos corriendo y de repente ya no se escuchaba nada, nadie hablaba. Estábamos pasando el primer puente "Verrazano bridge" y todavía estaba nerviosa y no habíamos entrado en carrera. Puse en marcha el reloj GPS para seguir el ritmo que me había marcado y veía lejos, muy lejos la isla de "Manhattan" donde estaba la meta. Nos hicieron parar (esto no lo había hecho nunca en ninguna carrera) y nos hicieron una foto. Después de unos 2 kms salimos del puente y escuchamos el ruido de gente y música, entramos en "Brooklyn", aquí fue cuando empecé a darme cuenta de lo que era la Maratón de NY, nunca en mi vida había visto tanta, tanta gente animando y gritando tu nombre, despegando carteles con mensajes alentadores, alargando la mano para hacer "give me five". Fue entonces cuando el Sito y yo nos miramos y decidimos parar el reloj, lo que estábamos corriendo no era una carrera, era un fiesta. Teníamos que disfrutar del espectáculo y lo que menos importaba era el tiempo.
"Brookyn" era como las películas, casas adosadas con unas pequeñas escaleras para llegar a la puerta, calles con árboles y gente, mucha gente. Las calles rivalizaban para ver quien hacía la animación mas grande y divertida, habían actuaciones musicales y podías escuchar desde heavy hasta coreografías de Michael Jackson, era impresionante. Era un barrio muy grande y cuando estuve a punto de pasar por "Queens" ya veía el cartel de "HALFWAY". ¡ya habíamos hecho la mitad!. Pasamos el segundo puente "Pulaski Bridge" y entramos en "Queens", prácticamente no se notaba la diferencia ya que eran barrios muy similares pero rápidamente entramos en otro puente "Queensboro", era un puente larguísimo y atravesamos una pequeña isla que se llamaba "Isla Roosevelt. Este puente aparte de largo era muy ancho y oscuro y se escuchaba un ruido como de metal (esta hecho de vigas enormes de hierro y estructuras rarísimas muy gruesas), la respiración y pisadas de los otros corredores. El cansancio ya empezaba a ser evidente. Ya habíamos pasado el ecuador de la prueba y todos llevábamos muchas horas. En todos los puentes estaba prohibido el acceso al público y se notaba la frialdad de la soledad del corredor.

Sito merece un apartado especial, nunca le agradeceré todo lo que ha hecho por mí tanto en lo personal como en lo deportivo. Ha aguantado mis malos humores que son muchos, cuando me he encontrado mal o he acabado la paciencia y he tenido un mal día o mil cosas más. Deportivamente soy lo que soy y he llegado a hacer lo que he hecho gracias a él por su generosidad, sacrificio y paciencia. Él me ha enseñado todo lo que yo se. En "Nueva York" aguantó lo que no está escrito y en el km 2 se rompió, hacía mucho tiempo que se tenía que operar del pie por una lesión que arrastraba hacía años, pero lo retrasó porque yo empecé a correr y quiso estar a mi lado en todas las carreras para mimarme y enseñarme. Al pasar el puente de "Verrazano" y entrar en "Brooklyn" el pie ya le dijo ¡basta! y aguantó toda la Maratón con dolor. Iba continuamente poniéndose crema con efecto calor y tomando algún que otro Ibuprofeno, pero en ningún momento se quejó, dejó de animarme y hacerme fotos. (Tengo las mejores fotos que cualquier corredor querría tener).

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